martes, 8 de diciembre de 2009

Un grito a quien me escuche...


Un pasadía en San Juan. Un pasadizo en San Juan. Un desperdicio en San Juan. ¿Qué nos pasa Puerto Rico? Isla tan bella, cuidad tan bella y como quiera permitimos que espacios como este, tan hermosos en su estancia original, se destruyan en su abandono, perdiendo así la belleza que tiene su pureza. Esta imagen nos proyecta un simple pasillo sucio, abandonado. La foto parece tener un marco de cadenas o tal vez de una verja que no permite al fotógrafo adentrarse más en el paisaje que logra captar su lente.

En la particularidad de la imagen se percibe un mensaje, una llamada urgente de esta tierra que nos guarda. Muchas veces los espacios a nuestros alrededor representan el estilo de vida que estamos viviendo en nuestra sociedad y gritan en el viento, aclaman ayuda para mejorar nuestros estilos de vida. Por eso esta imagen logra reclamar mis sentidos, porque me permite escuchar ese grito esperanzado en un mejor mañana.

Pero entonces, ¿qué nos dice esta imagen? Creo firmemente que sin querer el fotógrafo capto en un segundo un grito desesperado que lleva años queriendo ser escuchado, un grito que nadie escucha. Un grito de una tierra desesperada, ansiosa por libertad y que aclama a su pueblo una consciencia que todos evitamos. Siento que la foto hace un grito de alerta, y es que no es el abandono de este pasillo, abandonamos también quiénes somos y lo que le debemos a este mundo que nos tiene y a estas tierras que nos guardan. Pienso que la foto habla por una tierra que exige la paga de una deuda, y solo lograremos pagarle cuando volvamos a vivir una sola humanidad, no millones de individuos.

Cuando abandonamos la preocupación por el bien común, y nos acostumbramos a preocuparnos por el bien individual comenzamos un proceso de guerra entre individuos que termina en el paseo por las calles de la humanidad que pasan de ser limpias, no perfectas, pero honestas a ser calles abandonadas y sucias que terminan en la extinción de la especie humana.

Esta imagen bien podría ser la vista desde una puerta encadenada, prohibida de un mundo donde las diferencias terminan en la igualdad y el bien humano. Pudiese ser también una realidad simultanea al avance tecnológico, avanzamos en conocimiento mientras desconocemos en lo que retrocedemos.

¿Qué nos pasa Puerto Rico? ¿Por qué dejamos que nuestra isla nena no avance con nosotros? ¿Por qué, al igual que escuchamos el canto del coquí sin cesar, no podemos escuchar nuestra tierra hablar?

**Foto por Giancarlo Perlloni Rosso